Las plataformas tecnológicas de interacción, llamadas comúnmente Redes Sociales, han generado un nuevo paradigma en la forma en que nos comunicamos las unas con los otros. La posibilidad de interacción digital entre personas, más allá de la ubicación geográfica, ha cambiado la velocidad de los mensajes y la urgencia de la inmediatez, así como también la facilidad de comunicarnos con quien jamás nos hubiéramos imaginado.

El acceso (con sus limitaciones y brechas, que no abordaremos en este momento) masivo a estas plataformas nos ha permitido a las personas comunes y corrientes coincidir con las grandes personalidades del mundo. Pero también les ha permitido a esas inalcanzables coincidir con nosotros. Y eso es invaluable.

Es en estos espacios donde se vierten un sinfín de opiniones y todos tenemos el mismo privilegio de leerlas y, en algunos casos, el deber de hacerlo, como es el caso de los gobiernos a través de sus instituciones públicas.

El acercamiento que un ciudadano o una ciudadana puede tener a una institución de gobierno es restringido por diversos factores, más aún en emergencia sanitaria. No cualquiera entra, opina o puede aportar; es por eso que las sentimos lejanas, ajenas e inalcanzables.

No obstante, a través de las redes sociales, las instituciones públicas tienen una gran oportunidad: acercarse a su ciudadanía, abrirles las puertas, escucharles, entender sus necesidades de información, para entablar un diálogo o incorporarse a un tema de interés colectivo y ser parte de los múltiples emisores y receptores. Es decir, utilizar los canales digitales como un espacio de intercambio y no solo como una herramienta de amplificación de un mensaje institucional.

Los entes públicos deben generar mecanismos y protocolos de atención para su población y de interacción con la ciudadanía, con la finalidad de escuchar sus inquietudes, necesidades, problemáticas y poder dar una respuesta de calidad.

A través de información de calidad y respuesta inmediata se puede generar un vínculo de confianza que te permita construir de forma colectiva proyectos de políticas públicas, que, a fin de cuentas, nos incumben a todas y todos.

Con esto no estoy romantizando para nada estas plataformas, que pertenecen a empresas privadas y muchas lucran con nuestros datos. Sin embargo, una gran cantidad de la población las utiliza de manera cotidiana -más de 2.500 M de cuentas activas en facebook- y, por lo tanto, las instituciones públicas deben construir un puente en los espacios donde navega la gente y no al revés.

Estos espacios no son más que una oportunidad para construir de manera colectiva, en base a los principios del Gobierno Abierto -Transparencia, Participación y Colaboración- y las instituciones públicas aprovecharlos.

Publicado originalmente en ABI.BO en enero de 2021

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