POST

El laberinto de cristal: más allá del techo invisible

El laberinto de cristal muestra que las desigualdades de género no se limitan a un techo en la cima, sino que atraviesan todo el camino: cada paso está lleno de muros invisibles que obligan a retrocesos y desvíos. Reconocerlos es el inicio, pero la salida no es individual, sino colectiva y política: visibilizar los sesgos, redistribuir los cuidados, crear redes y transformar los imaginarios para abrir rutas más justas y equitativas.

Durante años se habló del techo de cristal como la barrera invisible que impedía a las mujeres alcanzar los más altos puestos de poder y decisión. Sin embargo, esta metáfora se quedó corta: parecía que el obstáculo estaba al final del camino, cuando en realidad las mujeres enfrentan trabas en cada paso de su recorrido profesional, político y personal.

De ahí surge el concepto de laberinto de cristal.

¿Qué es el laberinto de cristal?

El laberinto de cristal representa el conjunto de obstáculos, visibles e invisibles, que impiden a las mujeres avanzar de manera lineal en sus trayectorias. No se trata solo de un muro en la cima, sino de un entramado complejo que exige retrocesos, desvíos y esfuerzos extras para llegar a las mismas metas que los varones.

Este laberinto se construye con:

  • Sesgos en la contratación y promoción.

  • Carga desproporcionada de cuidados que recae sobre las mujeres.

  • Estereotipos de género que las confinan a ciertos roles.

  • Violencias simbólicas y digitales que minan su participación.

  • Exclusión de redes de poder y decisión dominadas por hombres.

Al ser de cristal, sus muros muchas veces parecen invisibles, lo que hace aún más difícil enfrentarlos: se confunden con lo “normal”, lo “natural”, lo “que siempre ha sido así”.

¿Cómo enfrentarlo?

La verdad es que es muy difícil y por su puesto que no hay una receta, sino ya se hubiera hecho.  Pero sin duda, la primera clave está en mirarlo, reconocer que existe y nombrar las estructuras que lo sostienen. Solo así se vuelve posible desnaturalizar los obstáculos.

Pero la salida no es individual, sino colectiva y política. Algunas luces para enfrentarlo:

  1. Visibilizar: señalar y discutir los sesgos y estereotipos en todos los espacios, desde el hogar hasta las instituciones.

  2. Incidir en lo público y lo político: ocupar lugares de decisión, demandar políticas que redistribuyan los cuidados, legislar contra la violencia de género en todas sus formas.

  3. Crear redes: construir alianzas entre mujeres y diversidades para no recorrer solas el laberinto.

  4. Educar en igualdad: transformar los imaginarios sociales desde la infancia para que el laberinto deje de reproducirse generación tras generación.

El laberinto de cristal nos recuerda que las desigualdades de género no son un punto de llegada, sino un camino lleno de obstáculos. Reconocerlo es el primer paso para abrir rutas nuevas, más justas y equitativas. La clave está en no dejar de mirar y, sobre todo, en transformar el espacio público y político para que todas y todos podamos recorrer trayectorias libres de muros invisibles.

Referencias

García Beaudoux, Virginia (2018). De techos, suelos, laberintos y precipicios. Estereotipos de género, barreras y desafíos de las mujeres políticas. Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM. Recuperado de https://repositorio.unam.mx/contenidos/5033517

Imagen hecha con inteligencia artificial con el prompt: Laberinto de cristal